Muerta en el sofá. Y triste. Se había sentido aislada. Sola. Desquerida si la palabra existiera. Prefería esto a "la habían echo sentir..." mejor pensar que nosotros tenemos el poder de cambiar, que nosotros podemos decidir cómo ver la vida y cómo los demás nos hacen sentir.... En todo caso, la sensación siempre tardaba en irse. Horas, incluso días, a veces.
-Nos vamos a la cama?
-Piti y nos vamos.
El costumbre imborrable de su hombre. Un día os hablaré de costumbres. Pero hoy no es ese día.
Ella se incorpora un poco en el sofá, semidesnuda, por el calor y por las ganas de sentir su piel en "su" piel.
Más tiros en la tele. Asquío y derrota, menuda combinación para un sábado noche.
De repente, oye unos golpecitos en el cristal. Su cristal. Él entreabre un poco la ventana, sólo un poco, para privarle la entrada al humo de su cigarro.
-Nena! hoy es el día. Ahora es el momento!
-Hoy? ahora?
En su cerebro todo se amontona. Hoy? Ahora? Pero...?

La decisión. La aceptación. Hoy es el día.
-De acuerdo.
Se viste su camiseta y se pone otra vez las bambas.
Él coge su cámara y el trípode.

La carretera parece tres veces más amplia que de costumbre. No pasa ni un solo coche. Los relámpagos dan a la noche una vista espectacular.
Y ella sonríe.
Ya se lamentará otro día. Ya se compedirá de ella misma otro día. Ahora no hay tiempo. Ahora toca disfrutar.

Escucha el grito del cielo. Admira la immensidad de la naturaleza.
Como le gusta esto!!!!!
Bajaría del coche y se pondría a gritar como una loca.
Como una loca.
Como una loca.
Como una loca.